miércoles, 29 de julio de 2015

Tema 1

CONCEPTOS GENERALES SOBRE DIVERSIDAD CULTURAL E
INTERCULTURALIDAD EN EL MARCO DE LA GLOBALIZACIÓN

¿Qué entendemos por cultura? La(s) cultura(s) en un mundo
globalizado. Identidades, estereotipos y racismo.

Cuando hablamos de  cultura (o mejor,  de culturas) no nos referimos solamente a las expresiones y tradiciones intelectuales y artísticas refinadas de la  alta  cultura,  sino  que  tenemos  en  mente  un concepto  que,  aunque  en principio  pudiera  tener  que  ver  sobre  todo  con  lo  antropológico,  se ha incorporado a nuestro discurso cotidiano (¿debiéramos decir a nuestra cultura cotidiana?). Un concepto que, sin duda, está de moda: ¿cuántas veces oímos en los medios de comunicación esta palabra? ¿cuántas veces la empleamos a diario? La cultura se ha convertido  en una especie de cajón de sastre que funciona como explicación caja negra para multitud de fenómenos: hablamos de diferencias  culturales  entre  sexos,  entre  generaciones,  entre  distintos sectores profesionales; hablamos de la cultura del fútbol, de la cultura del vino, de la cultura médica, de la cultura juvenil… 

La cultura  no es un asunto de raza;  se aprende,  no la  llevamos en nuestros  genes; en este sentido, es necesario recalcar que todos los seres humanos compartimos la  gran mayoría de nuestra  información genética  y  que  las  mínimas  diferencias  existentes  en el  ADN  son diferencias  individuales  (que,  por  otra  parte,   pueden  ocurrir entre individuos que son percibidos como “de la misma cultura” y no sólo entre individuos de “distintas  culturas”).  El  concepto de raza, basado en la transmisión de diferencias genéticas que condicionaban no sólo ciertos aspectos  físicos  sino  otros  como el comportamiento,  la  lengua  o  la inteligencia, es un concepto científicamente refutado.

- La cultura común humana ha avanzado y progresado en un proceso de muy larga duración que nos ha diferenciado del  resto de homínidos; este  proceso  de  larga  duración,  que  ha  dado  como  resultado  el desarrollo de sistemas sociales complejos y la propagación y desarrollo de la población humana frente a otras  poblaciones no humanas,  se entiende como un proceso que ha afectado a todos los seres humanos.
Es  decir,  cuando  hablamos  del  progreso  humano,  del  proceso  de hominización, nos referimos a cuestiones que han afectado a todos los grupos humanos y no a ciertas características que, al menos hasta hace unos  años,  diferenciaban  a  la  cultura  occidental  de  otras  culturas calificadas como “primitivas”. La oposición cualitativamente relevante si tenemos  que  reconocer  lo  importante  del  progreso  humano  no  es occidente/culturas “primitivas” sino seres humanos/resto de homínidos.

- La cultura es esencialmente una cuestión de ideas y valores, un molde mental colectivo –por tanto, se trata de un sistema simbólico. Y estos símbolos,  ideas y valores aparecen en un espectro de formas de una diversidad casi infinita.

Es por tanto importante que asumamos que la globalización del mundo en que nos ha tocado vivir nos permite  pertenecer  a varios grupos y por lo tanto  pertenecer  a  varias  culturas.  Siendo  optimistas,  esta  sociedad multicultural  globalizada  debería  provocar   un  cosmopolitismo  donde  los diversos  individuos  podamos  convivir  y  tengamos  competencias  culturales múltiples donde el mestizaje será considerado signo de madurez cultural.
Volviendo al  tema de la identidad,  cuando nos referimos a  identidad cultural no podemos separarla de la doble dimensión personal y social. Cada sujeto es capaz de construirse su identidad colectiva,  su pertenencia a una cultura desde su propia identidad personal.

La identidad personal es única y diferente a ninguna otra persona, está muy relacionada con el autoconcepto y dónde se cruzan los sentimientos que uno tiene de sí mismo y los que tienen los otros. Sin embargo, la identidad colectiva supone un sentimiento de pertenencia a un grupo cuando se apropia de los saberes, destrezas y valores de dicho colectivo. La identidad colectiva provoca un sentimiento de seguridad y protección.

En  estos  procesos  de  identificación  las  condiciones  económicas, políticas, geográficas, sociales y legales tienen mucha influencia en relación al establecimiento de relaciones de identificación y de vínculos de pertenencia a un “grupo”  y su relación con los  “otros”,  provocando,  a su vez,  una visión compartida en el imaginario colectivo sobre “el otro” cargada de estereotipos y prejuicios.











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